Espectáculos
13-04-2023 13:46 - Una que sepamos todas
Guitarristas argentinas: una historia con volumen
Mi, Si, Sol, Re, La Mi: las seis cuerdas de una guitarra. Con ellas y a lo largo de más de un siglo, infinidad de mujeres argentinas demostraron su enorme talento. De la catalana radicada en Buenos Aires Carmén Farré de Prat a los jóvenes 23 años de Juliana WIlson, pura música.

Pioneras en guitarras clásicas
En el ámbito concertístico de la primera mitad del siglo XX, tanto el campo de la docencia como el de la composición y el de la ejecución de la guitarra eran de dominio predominantemente masculino. Sin distinción de género musical, se tratara de música clásica o popular como el tango y el folklore, pocas fueron las guitarristas que lograron insertarse en el mundo de la música profesional.

Y por supuesto, María Luisa Anido, quien abrió caminos para las mujeres por su gran prestigio internacional que la colocó entre las más grandes guitarristas del siglo XX. Durante su carrera, llevó sus conciertos y cursos de interpretación por todo el país, América, numerosos países de Europa y sumó destinos como Filipinas, Rusia y Japón.
María Isabel Siewers, la aclamada guitarrista clásica argentina, que fue alumna de Anido, supo decir que “el sonido en la guitarra transmite nuestra alma. Cada guitarrista, cada músico tiene un sonido distinto". Basta escucharlas a cada una de ellas para comprobarlo.
Con el correr de los años, veremos cómo la participación femenina va en aumento desde aquellas primeras pioneras a la actualidad. Si bien falta muchísimo en materia de equidad de representación, son nuevos tiempos no sólo de mayor visibilización y participación para la mujer y la guitarra clásica sino también en términos de organización.

También las encontraremos en eventos que las reúne como el Encuentro Internacional de Mujeres Guitarristas que tuvo su primera edición en 2021 y asociaciones como la Asociación Internacional de guitarristas compositoras. Y agrupadas en menor escala como fuera en su momento el caso del sexteto de Espiral de Mujeres guitarristas y lo es hoy la agrupación de Las Cuarenta con Andrea Zurita, Lía Agrima, Elisa Sandá, Laura Zilber.
Las guitarras del rock
Cuando corrían los años 70, el camino iniciado por nuestras artistas mujeres en el rock era, hasta entonces, un camino sobre todo como cantautoras o vocalistas; si bien muchas de ellas se acompañaban de su guitarra, las bandas no solían contar con mujeres en el rol de guitarristas, de instrumentistas.

En el mismo número de la revista Pelo donde se entrevistaba a Liliana Vitale, pero en otra nota, se abordaba a las artistas mujeres del rock internacional; su título era “La embestida de las mujeres”, y decía: “Siempre se mantuvo la suposición de que las cantantes femeninas eran objetos sexuales que ofrecían solamente una buena voz y algo agradable para mirar, durante el transcurso de los temas, pero que dejaban, invariablemente, el trabajo más duro de tocar los instrumentos a los muchachos de la banda. Fue recién Janis Joplin la que probó, sin dejar dudas, que las mujeres podían tocar con tanta energía y vitalidad como los hombres”.
Las construcciones patriarcales de la feminidad aparecen reflejadas en su máximo esplendor en este artículo. Más allá de eso, lo cierto es que se acercaban los tiempos, también en nuestro país, en los que las mujeres iban a desempeñarse en el rol de guitarristas dentro del ámbito del rock.

Más tarde dejará la banda para ir a estudiar a Berklee, junto a quien era su pareja, Pedro Aznar. A su regreso será la guitarrista de Fabiana Cantilo, más tarde de David Lebon, y luego iniciará un camino solista, con la grabación de su disco “Bendito Faro”.

Dueña de un infinito talento musical que se desplegó a lo largo de todos los años siguientes, como instrumentista y como cantautora, su voz, su guitarra, sus canciones, su personalidad, serán fundamentales para nuestra historia del rock, y no hay muerte temprana que pueda llevársela de nuestros oídos, de nuestros ojos.
María Gabriela vive su infancia rodeada de una familia de músicos y músicas, y desde niña sabe lo que es el rock: siempre se las ingenia para que, aun siendo muy chica, la lleven a los recitales de Madre Atómica, el grupo de su hermano Lito Epumer con Pedro Aznar y el Mono Fontana, o por caso también a ver a esa banda que recién está comenzando, llamada Sui Generis, que luego será un dúo, y que luego, uno de sus integrantes con bigote bicolor, le pedirá que sea su guitarrista. Faltaban, en aquel momento, casi 20 años para eso, pero ya sabemos que ella dirá que sí.
En el medio, fue guitarrista de Maria Rosa Yorio (con apenas 16 años), luego lo será en una segunda formación de la banda Rouge, más tarde de Viudas e hijas de Roque Enroll, de Celeste Carballo, de Maleta de loca, tendrá su banda A1 y un camino solista, a la par de ser la guitarrista de Charly Garcia.
Las guitarras del metal

Y si de metal se trata, la guitarrista que hizo y sigue haciendo historia por su enorme virtuosismo y temperamento musical, es Carina Alfie. La estudiante de guitarra del Conservatorio, que cuando escuchó a Steve Vai pensó “quiero sonar como él”, y unos años más tarde, estaba tocando junto a él, porque lo había deslumbrado con su talento cuando la escuchó casi de casualidad en una presentación de prensa; la guitarrista de muchas bandas de metal de los años 90, más tarde la de Ricardo Iorio, ella, la impresionante Alfie, el orgullo argentino de la guitarra.
Las guitarras del punk

Uno de los primeros shows de la banda en su nueva formación fue junto a Los Violadores, en Latex Neo Bar, donde a Roxana Curras podía vérsela con “la flechita”, una guitarra bautizada así por ella, que le había regalado Celeste Carballo, y sonaba bien punk.
La banda hacía temas propios, varios compuestos por Curras, y covers que engrosaban el repertorio, en cuya selección hay que destacar el rol fundamental de esta guitarrista, y cantautora: ella escuchaba bandas punks que estaban sonando en España o en Inglaterra en ese momento, traía los discos y se los hacía escuchar a los demás; nutría y estimulaba los resortes compositivos de toda la banda, a la vez que ampliaba sus horizontes. En efecto, ir a un recital de Trixy y Los Maniáticos era, en cierto modo, viajar al futuro. Y ver a Roxana Curras en el escenario, en aquellos tempranos años 80, también.
En la escena del punk de los años 80 también sonará con protagonismo la guitarra de Patra Ariño, guitarrista de una de las primeras bandas punks formadas íntegramente por mujeres, las quilmeñas Exeroica.
Cuando Patra tenía 7 u 8 años, ya comenzaba a tomar las decisiones que la encausarían en aquella dirección. Al igual que cualquier chica, Patra quería aprender algo especial, extra escolar. Su madre la llevó a tomar clases de tenis en el Quilmes Atlético club. No aprendió tenis, pero sí aprendió que no le gustaba competir. Y así, llegaron las clases de guitarra. “A los 9 años empecé a estudiar guitarra con un profesor de teoría y solfeo, pero en la práctica nos enseñaba folclore argentino. Era muy divertido y además me llevó a tener inquietudes y curiosidad por componer. Ya con 10 y 11 años me subía al escenario yo sola con una guitarra a tocar una canción sin miedo alguno.” Cuando Patra tuvo en sus manos una guitarra eléctrica, se puso a componer. Y siguió haciéndolo varias décadas más, con distintos grupos, o solista, siempre brillando en el under porteño.
El primer profesor de guitarra de Pilar Arrese había sido Horacio "Gamexane" Villafañe, recordado músico y compositor del punk rock; y había comenzado a tomar clases impulsada por el amor que profesaba por Robert Smith, líder y guitarrista de The Cure, también de Siouxie and the Banshees, que marcó su preferencia por un estilo minimalista expresado en guitarras del punk rock como las de Steve Jones o Los Ramones. Devota de esa simpleza, reconoce: “odio los solos”.
Antes de formar la legendaria banda She Devils junto a Pat Pietrafesa, había pasado por bandas como Las Tetas Degeneradas, La Regla, Tumulto Ebrio, e Hijas del Misterio. Y luego lo hará en las Curvettes.
“Yo tocaba en una banda de garaje (las Curvettes) y mi compañera de banda me decía que tenía que tener una guitarra diferente, un modelo más garajero. Yo tenía una Jackson que a ella no le gustaba para nada y quería a toda costa que yo cambie de guitarra. En ese momento, empecé a tocar con las Kumbia Queers y, como a ellas sí les gustaba la Jackson y les gustaba cómo yo tocaba, me apodaron “Pila Jackson”, como una manera de reivindicar esa guitarra. Por eso yo soy Pila Jackson. En realidad, hace unos años, me compré una Stratocaster y, ahora, internamente en la banda, me dicen Pila Caster.”, narra Pilar para esta nota.
Pasado, presente, futuro

Sol Bassa, la extraordinaria guitarrista y cantautora, lo supo desde chica, y así lo cuenta en una entrevista con Martin Sassone: “Un día con algo de plata que tenía ahorrada y otra parte que me regalaron para Navidad, fui con mi amiga Martina a la antigua Casa Núñez a comprarme mi primera guitarra, una criolla que me salió 250 pesos. Como era pleno verano llegamos en un horario que estaba cerrado y tuvimos que dar vueltas por el Centro para matar el tiempo. Me acuerdo como si fuera hoy, era como descubrir un nuevo mundo… más bien, como empezar a construirlo”.

“Empecé a tocar la guitarra cuando tenía 12 años y jamás pensé que se convertiría en mi vida”, cuenta Juliana para esta nota. “Cuando le dije a mi papá que quería empezar a tocar, no dudó ni un segundo en comprarme mi primera guitarra eléctrica y un amplificador de la marca Texas. Desde ese momento, empecé a dedicarle muchas horas a practicar. En el camino, me fui enamorando cada vez más de la guitarra, hasta que decidí estudiar en un conservatorio, porque sentí que la música y todo lo relacionado con ella era lo único que quería hacer”.
En 2018, formó parte del Guitar Fest Argentina, y en 2019 tuvo la oportunidad de tocar con Eruca Sativa. En 2022, lanzó su primer EP como guitarrista solista llamado "Daylight Shades".
El pasado, el presente, y el futuro, están tocados por mujeres.