Cultura

25-03-2023 16:23 - LECTURAS POLÍTICAS

El libro que desentraña el fracaso del sueño reformista de Cambiemos

En la investigación que acaba de publicar el sello Siglo XXI, los autores caracterizan la secuencia que dio lugar a la etapa actual de Cambiemos,el origen del partido, su paso por el poder y también, sus posibilidades futuras.

Por Ana Clara Prez Cotten
Por Ana Clara Pérez Cotten
25-03-2023 | 16:23
Los investigadores sealan en su libro que Cambiemos dej de orbitar alrededor de una nica figura y analizan la reconfiguracin de su agenda Foto Sebastin Granata
Los investigadores señalan en su libro que Cambiemos "dejó de orbitar alrededor de una única figura" y analizan "la reconfiguración" de su agenda. Foto: Sebastián Granata.

En El sueño intacto de la centroderecha y sus dilemas después de haber gobernado y fracasado, los investigadores Mariana Gené y Gabriel Vommaro intentan explicar las razones profundas del fracaso del programa reformista que encarnó Juntos por el Cambio durante su paso por el poder, cuando se embarcó en la transformación económica y cultural del país, a la vez que reflexionan sobre los corrimientos que generó la aparición de Javier Milei y analizan cuáles son hoy las condiciones sociopolíticas que favorecen y limitan el futuro de una coalición de centroderecha.

"Si el triunfo de Macri en 2015 tuvo mucho que ver con la moderación de las posiciones abiertamente de derecha en su partido y la promesa de mantener muchas de las conquistas sociales alcanzadas en el ciclo anterior, la nueva configuración del escenario político da espacio para proponer de forma explícita reformas más agresivas que reviertan arraigadas relaciones de poder de la Argentina industrial y más recientemente, el ordenamiento del ciclo kirchnerista", advierten en las primeras páginas del libro los autores, en una lógica que les permite, a lo largo de las páginas, vincular el origen del partido, su paso por el poder y también, sus posibilidades futuras.

En la investigación que acaba de publicar el sello Siglo XXI, los autores caracterizan la secuencia que dio lugar a la etapa actual de Cambiemos, más consolidada y compleja "porque dejó de orbitar alrededor de una única figura" y la reconfiguración de una agenda que dejó de estar anclada en la resolución de problemas cotidianos para volverse más confrontativa a partir de la conquista del espacio público con las marchas del "Sí, se puede" y la asimilación de problemáticas afines con una territorialidad federal.

Mariana Gen y Gabriel Vommaro intentan explicar las razones profundas del fracaso que encarn Juntos por el Cambio
Mariana Gené y Gabriel Vommaro intentan explicar las razones profundas del fracaso que encarnó Juntos por el Cambio.

Gené es doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires y en Sociología Política por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Investigadora del Conicet y docente de grado y posgrado en la Escuela Idaes de la Universidad Nacional de San Martín, desde hace años investiga la profesión política, las agencias estatales y los partidos en la Argentina. En 2019 publicó "La rosca política", también editado por siglo XXI, un libro que fue parte de la conversación pública en aquel momento por visibilizar el entramado de la negociación al interior de la escena política.

Vommaro es doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales, investigador del Conicet y profesor en la Escuela Idaes de la Universidad Nacional de San Martín. Desde hace más de una década, investiga los orígenes, el desarrollo organizativo y el arraigo social del PRO. Es autor de "La larga marcha de Cambiemos" y de "Mundo pro. Anatomía de un partido fabricado para ganar", en coautoría con Sergio Morresi y Alejandro Bellotti.

En entrevista con Télam, los autores retoman alguna de las formulaciones de su trabajo y las ponen en diálogo con una escena tensionada por el mapa electoral que encuentra a la coalición en plena efervescencia por la definición de candidaturas y acechada por el crecimiento de la derecha más radicalizada.

"Milei es un síntoma de cosas que lo trascienden: la ampliación del electorado de derecha en la Argentina y la ampliación de la heterogeneidad de las derechas en todo el mundo", sostienen sobre el líder de La libertad avanza, quien -coinciden- "viene a representar a esos sectores de extrema derecha y genera impacto, pero a la vez revitaliza a toda la derecha".

-¿Cuál fue el motor o el interrogante que dio paso a la idea de un libro?

-Gabriel Vommaro (GM):Trabajamos juntos desde 2013, pero hasta el momento habían sido algunos artículos o traducciones. Mariana escribió su libro sobre la rosca política y yo venía trabajando sobre el PRO desde el 2010 y en 2018 apareció la idea: ya sabemos casi todo sobre Cambiemos respecto de su armado, su crecimiento y su conducción, pero hay que evaluar qué les pasó gobernando. Esa fue la primera pregunta que nos hicimos. Trabajamos para un artículo en una conferencia en 2019, después fue un artículo para un congreso en Estados Unidos de estudios latinoamericanos sobre los límites y el alcance del giro a la derecha en la Argentina. Con el tiempo, nos dimos cuenta de que había buen material porque había una gran historia para contar. El libro trabaja en dos avenidas: la gestión y la perspectiva para el futuro. En el recorrido que hicimos también nos dimos cuenta de lo que queríamos contar y nos centramos en las coaliciones de apoyo y de bloqueo.

-Mariana Gené (MG): Hicimos entrevistas en la Casa Rosada una semana antes de que Cambiemos deje el poder y hasta justo antes de empezar la pandemia, como la que hicimos con Patricia Bullrich en la sede del PRO. Trabajar en plena pandemia alteró los planes. Nos reunimos con (Fernando) el Chino Navarro el día antes del cierre total y fue muy rara la sensación. Seguimos trabajando mucho durante el encierro, pero en un tiempo más estirado. Para mí eso tuvo una gran ventaja para el libro: da cuenta de la evaluación de la gestión, pero también exploramos cómo se posicionaron tras la salida y durante la pandemia con todos los debates políticos y económicos que abrió.

-¿Por qué decidieron un enfoque que atiende a las coaliciones políticas y sociales?

- MG: Es un enfoque propio de la sociología política y es una arista que estaba menos trabajada. Nos sirve para ver cuánto de la historia argentina se trastocó durante la gestión de Cambiemos: ¿Con qué actores políticos y sociales existentes ese proyecto era posible? ¿Con qué actores pudo realmente contar? En varios de los capítulos contamos cómo Cambiemos sobredimensionó el apoyo de varios y qué otros resultaron más consistentes y descoordinados, como los empresarios. Y a la vez, subestimó la capacidad de bloqueo de los que imaginó totalmente dejados de lado una vez vencido el kirchnerismo en las urnas, como los movimientos sociales y los sindicatos.

-Explican en el libro que después del paso por el poder, el PRO es un partido "más complejo y más consolidado". ¿En qué medida y cómo?

-GV: Es más complejo porque dejó de orbitar alrededor de una única figura. El PRO vivía de Macri, de su popularidad, de su rol en Macri y de su círculo cercano. Hoy, en el desentendimiento entre el PRO y el radicalismo ya se puede ver que parte de los conflictos surgen de que se da por sentado que Macri no es el único referente de consulta del PRO. Aparecieron desafiantes en un contexto de la lucha por sucederlo. Aún no sabemos si el PRO va hacia un nuevo liderazgo único o si va hacia un esquema más federado. Al mismo tiempo, tras 20 años de existencia y después de haber gobernado la ciudad de Buenos Aires durante 16 y haber llegado a la Presidencia, el PRO es un partido consolidado y con un electorado más identificado, cada vez hay mayor complicidad ideológica y cultural entre el partido y su electorado. Eso lo consolida, le da nitidez y además sigue siendo el actor hegemónico de la coalición. Tras la salida de Macri del poder, parecía que el radicalismo iba a ganar lugar pero cuando se habla de candidatos y programas el PRO sigue teniendo la batuta. Sin embargo, no logró superar algunas debilidades de origen: por ejemplo, sigue siendo un partido con el corazón en el AMBA.

-¿Y en cuanto al discurso? ¿También es más complejo y consolidado?

-MG: El cambio de escala del partido hizo que el discurso del partido fuera cambiando. La ciudad de Buenos Aires les permitió durante años atrincherarse en la gestión, la solución de problemas cotidianos y los valores posmateriales. A nivel nacional, los problemas y los recursos son otros; entonces los errores que se pueden cometer en materia de políticas públicas son más grandes y eso sacó al PRO de su zona discursiva de confort. El tono de la campaña y de la gestión estuvo controlado desde la Jefatura de Gabinete, pero tras la salida del poder se vio un corrimiento, sobre todo durante las marchas del "Sí, se puede". El partido en su conjunto se convenció de salir de la resolución de problemas y creerse la del partido con el pueblo en la calle y un líder político. El discurso, en ese momento, se volvió más claro en términos de programa y también más abiertamente confrontativo. La publicación del libro "Para qué" de (Mauricio) Macri busca marcarle la cancha a otros liderazgos dentro del partido. Para el "segundo tiempo", el programa aparece más nítido y eso tiene un correlato en el discurso.

-¿Cómo tensiona a Cambiemos la aparición de Milei?

-GV: Milei es un síntoma de cosas que lo trascienden: la ampliación del electorado de derecha en Argentina y la ampliación de la heterogeneidad de las derechas en todo el mundo. Pero, a la vez, es una sombra sobre Cambiemos que hasta hace 5 minutos creía que aunque se corriera hacia el centro los votantes de derecha los iban a acompañar porque enfrente estaba el espanto. Milei viene a representar a esos sectores de extrema derecha y genera impacto, pero a la vez revitaliza a toda la derecha: tracciona el discurso y genera un contrapeso de derecha más radical que no solo afecta a Cambiemos sino también al kirchnerismo. Amplía lo decible en el espacio público.

-MG: En 2015, cuando Macri llegó al poder había cosas que podían decirse y otras que no. Y entre las PASO y las elecciones generales, Macri moderó aún más su discurso y prometió no quitar conquistas ni privatizar empresas públicas. Ahora, en 2023, el discurso ideológico de derecha está más habilitado porque existe Milei. Ir a buscar esos votos a la derecha de la derecha también es parte de la estrategia de Cambiemos. Y para el sector del centro de Cambiemos, que apunta a construir un apoyo más abarcador que incluya a otros sectores, se convirtió en un problema importante.

El sueño de una Argentina sin "este" peronismo

Mariana Gené y Gabriel Vommaro anotician a sus lectores sobre el resultado del análisis exhaustivo de los principales actores de apoyo y de bloqueo que condicionaron el sueño reformista de Cambiemos: "Quien llegue hasta las últimas páginas quizá tendrá una idea más acabada de los límites y posibilidades del sueño persistente de la Argentina liberal, que es también el sueño de una Argentina sin peronismo", sostienen.

-En el libro, repasan la trayectoria de distintas figuras del peronismo convertidas en nodales en la estructura del PRO. ¿Por qué un partido que supo incorporar a peronistas -tal vez relegados a los roles de tejido de acuerdos o pragmáticos- imagina una Argentina sin peronismo?

-G.V.: Es una explicación un poco simplificadora que es explicativa pero que requiere de asteriscos. Es el sueño de una Argentina sin este peronismo. El PRO tiene una relación muy cercana con el peronismo menemista: Macri fue un posible candidato de Menem en los noventa y en el armado del partido se barajó la idea de hacer una coalición con lo que quedaba del menemismo. La promiscuidad entre Compromiso por el Cambio y el menemismo era por aquellos años muy grande: orbitaban figuras como Ramón Puerta y Carlos Grosso, que tienen mucha responsabilidad en el armado del PRO y pertenecían claramente al riñón del peronismo de aquellos años. En adelante, el peronismo tomó una orientación programática diferente con el kirchnerismo, que asumió las banderas de centro izquierda, la agenda de Derechos Humanos y género, y volvió a su tradición frenteinternista en la economía. El PRO fue tomando cada vez más el espacio no-peronista/antiperonista del electorado, el mismo espacio que comparte con los socios de su coalición. Entonces, desde ese posicionamiento, reina en el PRO la idea de que el kirchnerismo es una anomalía, un error de la historia que hay que correr para darle lugar a un peronismo racional o republicano. Esa idea, en realidad, tiene asidero en la medida de que el peronismo siempre tuvo un ala conservadora. Por eso, en las conclusiones del libro, retomamos una frase de un colaborador de Macri que ilustra muy bien el problema: "Pensábamos que venciendo al peronismo íbamos a lograr cambiar todo y nos encontramos con la Argentina". Evidentemente, el kirchnerismo representa a una base social y no es una espuma de la historia.

-En el libro retoman el planteo clásico de Torcuato Di Tella sobre lo tentador de que un partido de centroderecha resuelva el eterno empate hegemónico. ¿Cambiemos se encamina a cumplir ese rol o es una construcción teórica de difícil concreción?

-M.G.: Lo que sí se encamina a garantizar es una representación de derecha clara y competitiva de la derecha y de parte del empresariado y los actores económicos dominantes que, hasta la década del 70, al no tener esa representación iban a tocar la puerta de los cuarteles. Lo que sí cambió es esta expresión electoral de la derecha y que se fue haciendo fuerte en distintas latitudes. Quizás lo que sí era excepcional en nuestro país era la ausencia de esa tradición política de derecha. Cuánto eso puede desempatar, en cambio, es una reflexión mucho más compleja para hacer. Si miramos la historia argentina desde el retorno a la democracia, los momentos de desempate parecieran haber tenido lugar con el peronismo con dos signos antagónicos: durante el menemismo y durante el kirchnerismo. ¿Qué sería desempatar? Construir un orden de cierta estabilidad en el que distintos actores puedan concurrir, ponerse de acuerdo y alinearse detrás de un proyecto. Ganar las elecciones es necesario pero no es desempatar. La noción de empate hegemónico supone algo más profundo: superar durante algún período una cancha muy embarrada.

-G.V.: Por otra parte, la figura del empate es una categoría de análisis importante y clásica que ayuda a pensar. Pero nosotros no estamos tan seguros de que lo que haya sea un "empate" sobre todo si analizamos la distribución del ingreso y la renta desde los años 70 hasta el presente; el desempate es muy claro en términos estructurales. Sin embargo, lo que no hubo es un proyecto político que encarne con consensos ese desempate en el que los sectores populares perdieron lugar en la torta distributiva. Por lo tanto, la idea de "empate hegemónico" necesita también de muchos asteriscos cincuenta años más tarde.

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