Espectáculos
07-02-2022 19:24 - LA GALAXIA SPINETTA
Con el Flaco, todas las voces todas
Desde Mercedes Sosa hasta Charly García, pasando por tantos músicos que disfrutaron subir con él a un escenario –incluyendo a sus hijos, que harían luego el camino propio– el largo y sinuoso camino spinetteano no podría recorrerse en soledad; de esa idea surgió su emblemático "Bandas eternas" y ese espíritu sigue este repaso.

Una de las facetas del hombre fundacional del rock argentino, fue estar siempre ese paso más allá. Especialista en abrir el juego y apostar a lo nuevo, entendió tempranamente que esa pulsión implicaba el contacto con almas pares. De allí que compartir experiencias con colegas fue parte de su sello.
Reversionar, experimentar, forzar los límites de la interpretación de sus clásicos, y a la vez celebrar lo inesperado define su identidad creativa, su frescura su sabiduría para soltar y arriesgar.
En estos nueve videos, repasamos algunos de esos cruces donde el Flaco rejuvenece, porque vuelve a encontrarse con aquello que ya conoce, pero de un modo distinto; dando lugar a la alquimia que se despierta en cada
Un registro poco conocido, del año 2009, en un pub chico, llamado Moliere. Luis invitó a subir a sus ex compañeros de Pescado Rabioso: Black y David, autor de este mismo tema que, al escucharlo Luis por primera vez, en 1973, dicen, se emocionó hasta las lágrimas. Acaso esa misma emoción haya sentido al invitar a escena, en este pequeño lugar, en un show casi íntimo, invitó a cantar a su compañero de años de rutas argentinas.
La zamba que Spinetta compuso a sus quince años y grabó dos décadas más tarde en el disco solista Kamikaze. Una canción que parecía estar hecha para Mercedes Sosa, quien percibió lo mismo y la grabó, por su parte, en el volumen I de “Cantora”. En este registro, junto a Luis, haciendo la versión que los encontró juntos.
Otro de los registros poco difundidos de una dupla poderosa que se cruzó más de una vez. Luis, que entonces despliega su superbanda Spinetta Jade, lo invita a tocar a Aznar, en vivo, durante un show en el programa Badía y compañía. Lo presenta como “uno de los músicos más grandes de la Argentina” y la versión que harán del tema resulta –nunca más oportuno el adjetivo– “memorable”. Pedro, fanático de su amigo y colega, lo homenajearía luego en 2012, apenas a un mes de su partida, con un disco en vivo titulado “Puentes amarillos” donde recorre 26 canciones del Flaco.
Una vertiginosa versión del clásico de clásicos. Rapeada, acelerada, empujada al futuro que encarnan sus intérpretes. En la voz filosa de los hijos de Luis, Dante y Valentino, el tema muestra, de paso, su perennidad en manos de quien siempre está a la vanguardia y además la propicia, sin pruritos a la hora de ponerla en nuevos tempos, texturas, voces.
Junto al guitarrista y voz de Divididos, en 2003, en el Monumental, una monumental versión expresamente ralentada respecto de la original. Y con la lentitud, el peso, la cadencia exacerbada de un tema cuya la densidad sonora –en las cuerdas de Ricardo Mollo– hace honor a la obra compuesta por Luis Alberto en 1972 con Pescado rabioso.
Una dupla que dio que hablar: Cerati, quizás el más spinetteano de su generación quiso y supo no correrse demasiado de la versión original, a tal punto que hasta su color de voz despierta reminiscencias del Flaco Spinetta en su primera juventud. Aquí, en el memorable concierto de las Bandas Eternas, una interpretación de lujo por parte de ambos.
Cumbre de cumbres en una reunión que define el significado de sinergia: dos fuerzas sumando aun más que sus respectivas presencias, dando lugar a ese plus mágico que conciben los genios al entenderse. El único registro que había quedado del truncado proyecto Spinetta/García, tuvo así un momento de gloria en la madurez de los dos próceres mayores del rock nacional.
Motivados por la tragedia en que un grupo de estudiantes y una maestra del colegio Ecos fallecieron en un accidente vial cuando volvían de una tarea solidaria en la provincia de Santa Fe, Spinetta (letra) y Gieco (música) compusieron juntos la canción cuyos derechos cedieron. León la grabó en su disco “El desembarco”. En un reportaje que Página 12 le hizo Gieco, este recordaría: “tanto yo como Luis estuvimos desde el comienzo con lo de Ecos; su hija va a ese colegio y no se subió a aquel viaje de casualidad. En los conciertos de cada 8 de octubre se recaudan cosas para el mismo pueblito al que llevaban ayuda los pibes, pero también empezamos a pelear por el control de alcoholemia en las rutas; para que no haya tantos accidentes; para que la muerte de tu hijo, que no se repara con nada, por lo menos salve a una persona; para que pase algo”.
Priorizando el documento por sobre la calidad de imagen, el registro más antiguo de esta entrega. En él consta, desde el temprano 1986, parte del milagro que dejó la dupla del rock intergeneracional por excelencia en su momento. La canción: un himno íntimo, una pequeña bomba de melancolía, activada por las dos almas autoras de La la la, el álbum grabado en el mismo año y referido por una encuesta de la revista Rolling Stone como el 6º mejor disco de la historia del rock argentino.
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