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11-05-2021 07:00 - 40 AÑOS DE BANDAS LO CANTARON
Marley: una mística natural que sopla en el aire argentino
El jamaiquino prendió fuerte en oyentes y músicos locales; el embrujo germinó en los 80, ramificó y se sigue expandiendo. Télam conversó con algunos de los protagonistas del reggae local, tras las huellas que dejó Bob en el país.
Hace cuatro décadas, Buenos Aires era (siempre lo fue) una ciudad vital, pero dentro un país en dictadura. En preguerra de Malvinas, el ochentismo punk aun con un par de años de retraso, ya se insinuaba rioplatense, forjando un rock nuevo. Eran los días de aquellos “raros peinados nuevos” que señaló Charly García.
Cuando todavía fluía en inglés la poca información que luego la dictadura interrumpiría con afán antibritánico, el reggae y el ska se colaban entre bandas que lo habían incorporado como parte de la transición hacia un estilo menos monumental y más disruptivo que el que había copado la escena generacional anterior.
Si en el hemisferio norte los Clash le mojaban la oreja al establishment de Pink Floyd, Zeppelin y compañía, acá la irreverencia de Los Violadores apuntaba análogamente a Serú Girán, por ejemplo.

En esos albores, bandas como Alerta Rojo, Trixie y los maniáticos, Todos tus muertos, Soda Stereo, Perdón Amadeus, Masacre palestina (hoy Massacre a secas), Laxantes, Don Cornelio, Ratones paranoicos, los rockabilly de Abrelatas, los metalúrgicos de V8, los simpáticos de Cosméticos, los irónicos Sueter, los glamorosos Abuelos de la nada, entre otras y otros, se mezclaban en un circuito under donde sobrevolaba Marley como novedad absoluta, aunque su impronta mundial se remontaba a los’70.
Los argentinos de Nairobi haciendo en Buenos Aires el clásico "Duppy Conqueror" de Marley, junto a Lee Perry, histórico productor del jamaiquino
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El semillero
De aquella constelación brotaron infinidad de bandas cuyos miembros pasaban por el reggae y por el culto -temporario o definitivo- a Marley. Aunque no todos entraron al género vía Bob, no hay ninguno que no haya llegado a él, abrazado su repertorio, su espíritu, su magia, su groove. En el reggae, Bob es unánime, indiscutible. Lo que ni siquiera Mick logró en el rock.
Postular cuál fue el primer grupo de reggae argentino sería arbitrario, pero no debe estar tan errado el prócer Rinaldo “Rino” Rafanelli -bajista de Sui géneris, Color humano, Polifemo- cuando asegura que Daniel Morano (cantante y compositor de Alphonso se entrega, banda que compartían con Rino) “fue el primer tipo que compuso reggae en la Argentina, incluso antes de que viniera Luca Prodan”.

De ahí en adelante, una avalancha: Los Cafres, Fidel Nadal, Sin semilla, Zimbawe, Non Palidece, Nairobi, Resistencia suburbana, Hurlingam Reggae Band (devenida Sumo) Sig Ragga, Natty Combo, Satélite Kingston, Yataians , Dancing mood, Cambá, Lumumba, Riddim, Dread mar I, Aminowana, Alika & Nueva Alianza, Chala Rasta, Karamelo Santo, Andando descalzo, Pampa Yakuza, Escafandra, Kandán, la lista es casi infinita y no para de procrearse; el mito Marley vivo las nutre.
La semilla de Bob llegó hace más o menos 40 años, justo cuando el moría, y llegó para germinar. Las bandas tributarias de Marley seguirían emergiendo sin solución de continuidad, haciendo crecer festivales propios y sumando generaciones nuevas. Pero si hay una que hizo el recorrido completo, con la particularidad de seguir vigente, es Pericos. Télam converso con Juanchi Baleirón, fundador del grupo junto al Bahiano, acerca de la influencia marleyana en sus comienzos.
“Mi primer contacto con Marley fue indirecto: primero llegué al reggae por artistas ingleses, Police, UB40. Recién desde ahí fui a buscar la fuente. Era por los años 1980, 1981. Y así fui acercándome, como de a poco, desde atrás. Con el tiempo entendí por qué es el número uno; incluso más que por el reggae; por su onda, por sus canciones, su magia, su carisma. Suele evocarse a Marley como un cantante combatiente, pero sus canciones más populares son las que hablan de amor”, hace notar Juanchi, y es cierto.

“En cuanto a sus discos, a mí me gustaron Catch a fire, Survival, Exodus y Confrontation. Pero de todos modos, hay que destacar A Legend, porque a pesar de ser un compilado, es un disco perfecto. De hecho, para mí, es el mejor compilado de cualquier artista. Un puñado de canciones increíbles” dice el actual vocalista y guitarra de Pericos.
“Lo nuestro fue un intento de acercarnos con los recursos que teníamos y transformarlo en un sonido que evocaba a Marley. En esa búsqueda apareció el sonido de Pericos. Y, por supuesto, hacíamos temas de Marley al principio; Could you be loved o No woman no cry. No los grabamos, pero eran parte del repertorio en vivo".

"En el '93 y '94, cuando fuimos a Jamaica, estuvimos con Rita Marley, la viuda de Bob, que nos conminó sanamente a que hiciéramos un concierto allí y hasta nos ofreció su sala de ensayo, cerca de donde funcionaba el sello Tuff Gong records, fue muy emocionante".
"En ese viaje participamos del festival Sunsplash, donde conocimos gente muy cercana a Marley. Cuando vino su hijo Ziggy tocamos en Obras con él. Mucho tiempo después, ya en 2010 hicimos el disco Pericos and Friends y ahí sí grabamos el cover Natural Mystic con los propios Wailers, además de nuestro tema Runaway” cierra Juanchi.
Las raíces
Aunque suele acusarse a los ochenta de “años fríos”, paradójicamente casi todas las flamantes formaciones de entonces albergaban algo cálido, ligado de un modo u otro al reggae. Algunas de esas bandas, parafraseando el tramo anterior de esta crónica, fueron en efecto semillero de otras que se desprenderían en sentidos similares o complementarios. Por ejemplo, precisamente Sinsemilla, grupo emblema de los tempranos ´90, con cuyo fundador, Fefo Selles, bajista y compositor de Churupaca, también conversó Télam:
"Formamos junto a Dr Traska (luego baterista de Resistencia Suburbana) y Javier Blanco (luego guitarrista de Natty Combo) Sinsemilla en 1991. No teníamos muchas referencias nacionales sobre el género. Salvo bandas que fusionaban el estilo, como Sumo, o Todos tus Muertos", evoca Fefo.
"Era un entorno muy distinto al de hoy, under, todo era boca en boca. Sinsemilla Free fue nuestro primer disco y el primero para mí como productor, compositor y arreglador junto con DrTrasca, de quien aprendí la 'orquestación' completa de una banda de reggae. Luego, parte de la banda nos fuimos a vivir a Brasil y Sinsemilla siguió con otro cantante y otros integrantes".
The Yataíans en acción, la banda creada por Ugo Tyburczy, nativo de Nueva Caledonia (Pacífico occidental) que encontró en Buenos Aires su lugar para seguir la huella de Marley
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"A mi regreso, cinco años después -cuenta Fefo- formé parte de distintos proyectos que fusionaban el reggae con otros estilos, como Movimiento Urbano (con Mario Siperman, Dani Lozano y Pablo Puntoriero, de los Fabulosos Cadillacs). Con esa formación abrimos el recital de The Wailers en 2004, en un estadio Obras explotado de gente. Un lindo recuerdo de ese momento fue haber grabado algunas canciones e improvisaciones junto a Junior Marvin, guitarrista de la legendaria banda original de Marley".
"Ya más acá, hace unos 10 años, formamos Churupaca, mi banda actual, que sin ser estrictamente de reggae, el género está ahí, nos influyó muchísimo”, cuenta Fefo, antes de agregar, como si fuera cíclico (y el reggae lo es) que en Churupaca volvieron a tocar juntos con el guitarrista Pablo “Viru” Tirachio, uno que también pasó en su momento por Sinsemilla.
La mejor flor
Alrededor de Marley hay una galaxia que embebió a los músicos argentinos hilvanando mística y construyendo una épica de los encuentros, grabaciones y teloneadas. Nairobi, emblema local del dub del 2000, tiene su propia leyenda en el padrinazgo del histórico productor Lee Perry, quien lo fuera también de Marley.
“Lee es una influencia clave -dice Jorge Estebenet, ex miembro de Nairobi- porque gracias a él lo musical pasa a ser una ola espiritual. Un trabajo que se da con el carisma y en la introspección, para luego pasar a la forma y el sonido. Y en eso la disciplina y la historia también son relevantes”, rescata el ex Nairobi, actual guitarrista, cantante y compositor de Nelumbo.
"Todas las grabaciones con Lee Perry son canónicas para el Reggae. Es donde aparece la mística y la espiritualidad en música y letras. La psicodelia y el blues. El bongó y el jam”, completa.
“Nairobi nació como una banda de dub. Quizás en ese aspecto nuestra relación con Marley pasaba más por el tratamiento rítmico que buscábamos y el flash” dice Jorge, y va como uniendo diagonales que ciertamente tienen que ver con el mito que empezó hace 40 años, a quien alude casi proféticamente: “Marley es protesta. Es mística. Es el espíritu de todo lo que se había perdido con las guerras comerciales en la música. Con Marley entramos en la tribu”.
El jardín primitivo
Algo debe atraer ese jam a estas costas. No sólo Luca Prodan, casi un mensajero reencarnado, llegó aquí huyendo de la heroína y trayendo a Bob en la garganta, en el ritual, en la misa pequeña que parecía ancestral. Muchos otros extranjeros se embriagaron de reggae en Argentina. Por ejemplo Ugo Tyburczy, artífice de Yataians.
Oriundo de Nueva Caledonia, Ugo desembarcó en Buenos Aires siendo casi adolescente y encontró a los compañeros autóctonos indicados para hacer un repertorio donde el alma de Marley parece volver hablar con melodías distintas pero hermanas de las que ya conocemos. Esos colegas son músicos, pero antes, vecinos de una vieja casona de la calle Yatay, donde se conocieron, y de ahí el nombre de la banda.

Ugo se crio escuchando a Marley por obra de su madre, que en los ´80 hacía sonar el disco Legend una y otra vez para beneplácito de su cachorro. Queda claro, pues, que Ugo es relativamente joven y resultó hijo del reggae por herencia generacional, más que por adopción.
Pero luego lo adoptó para su vida y remontó el río mucho más arriba: “Después de ese LP de clásicos que escuchaba en la infancia me empecé a interesar por el Marley más antiguo. En la adolescencia descubrí que antes de grabar su primer disco él ya venía haciendo música desde el ´62, en los primeros tiempos de independencia de Jamaica; una forma de pre reggae en cierto modo".

"Lo que vino después, ya con Peter Tosh y Bunny Wailer (N. d.E: Wailer murió a comienzos de marzo de este 2021, casi al unísono que su hermano de banda, cuatro décadas después) me capturó especialmente -dice Ugo- en las armonías vocales que tenían como trío”.
“Yo nací y viví hasta los cinco años en una isla, ex colonia francesa, en Oceanía, con paisajes y ritmos muy parecidos a los de Jamaica, quizás ahí haya también una relación para que me atrajera tanto esta música” arriesga Ugo sin hache con sonoro acento galo. Lo cierto es que nutrido de ese origen insular y lejano llevó a sus Yataians a girar por Chile, Paraguay, al Lollapalooza, al Personal Fest y a ganarse un lugar importante en el circuito.
“Plantar bandera”
Como se ha dicho antes, la cantidad de bandas de reggae activas son cada día más. Están las clásicas que ya mencionamos, las muy jóvenes, las que vienen ganando lugar en la escena, las que llevan una presencia constante y fructífera hace más de una década y siguen en la brecha sin estar en estadios pero congregando un público fiel. A este último grupo pertenece Aminowana.

Formada en 2002, Aminowana ya lleva más de 600 shows y cuatro discos en su haber, que enfatizan al Marley referente y destacan “su protesta social con fines pacifistas y revolucionarios, entendiendo esto como una forma de plantar bandera e ideales para crear un mundo un poco más justo”. Eso dice Ernesto “el Negro” Alborés, guitarra y voz de la banda. Y agrega: “Tenía unos 15 años cuando escuche 'Is this love' y, desde ese momento, esa cadencia rítmica fue algo que no pude para de escuchar y sumar a mi repertorio”.
Los testimonios podrían seguir con la misma infinitud de Marley, símbolo, creador, y rostro de algo que excede la música, se desprende y reproduce día tras día en la fertilidad de tierras como esta, donde lo recibieron en cuerpo y alma, cual fruto sagrado. Será por eso, entonces, que Bob está en el aire. Y la respuesta que sopla en el viento es esta otra, la del Bob negro, la de la mística mágica que envuelve con otra voz.