
La reelección del presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, está hoy más cerca que nunca tras la sorpresiva renuncia de Pablo Iglesias, el líder de Unidas Podemos, a entrar en el futuro Ejecutivo, en una decisión que abrió camino a unas negociaciones que se presentan muy difíciles y agravadas por la desconfianza y la falta de tiempo.
Tres meses después del triunfo electoral de Sánchez, cuyo Partido Socialista (PSOE) dobló en diputados a las dos fuerzas principales de la derecha, el conservador Partido Popular (PP) y el liberal Ciudadanos, pero no obtuvo mayoría absoluta para gobernar en solitario, la política española no logró salir aún de la incertidumbre.
El líder socialista, quien desde el principio estuvo obligado a pactar con otros partidos, se negaba a gobernar en coalición, como exigía Unidas Podemos, único partido relevante que puede garantizar su continuidad en el poder.
Pero a pocos días de enfrentarse a la votación de su investidura en el Parlamento español sin los apoyos necesarios y asumiendo un fracaso, Sánchez señaló a Iglesias como "el principal escollo" para un entendimiento entre su Partido Socialista (PSOE) y Unidas Podemos.