Cultura

19-06-2017 15:12 - nuevo libro

Javier Galarza: "Hay pocas cosas más interesantes que el asombro y el extrañamiento ante la vida"

"Chanson Babel", nuevo libro del poeta, profesor y ensayista, indaga la construcción ficcional de la identidad a través de recursos filosóficos, etimológicos y psicológicos que abordan la complejidad del lenguaje, la dificultad de la escritura y la naturaleza del yo, así como los pasajes ocultos de la memoria, el sueño y el tiempo.

Telam SE
19-06-2017 | 15:12
Telam SE
 
"Chanson Babel", nuevo libro del poeta, profesor y ensayista Javier Galarza, indaga la construcción ficcional de la identidad a través de recursos filosóficos, etimológicos y psicológicos que abordan la complejidad del lenguaje, la dificultad de la escritura y la naturaleza del yo, así como los pasajes ocultos de la memoria, el sueño y el tiempo.

Publicado por Buenos Aires Poetry, el poemario se despliega en diversos temas que logran conectar, sutilmente, nombres como Osip Mandelstam, Paul Celan, Friedrich Nietzsche, Angelus Silesius o Chuang Tzu, para explorar, con una lírica filosófica, formas del exilio, de la ausencia, estados de la conciencia, extrañamientos psicológicos, y modos ficcionales de la memoria.

Galarza (Buenos Aires, 1968) es Profesor Asociado de la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, donde dio cursos sobre Hölderlin, Rilke y Celan, entre otros autores. Es autor de "Pequeña guía para sobrevivir en las ciudades", "El silencio continente", "Reversión", "Refracción", "Lo atenuado", "La noche sagrada" y "Cuerpos textualizados", en coautoría con la poeta Natalia Litvinova.

"Si la filosofía se apropió del discurso poético, los poetas pueden, a su vez, reapropiarse del discurso filosófico. Y en el origen de todas las disciplinas está la poesía, sin ir más lejos cualquier libro de cualquier religión, todos son buenos poemas donde el único peligro es perder la metáfora", sostuvo el poeta en diálogo con Télam.

- Télam: ¿Cuál fue el origen de este libro?
- Javier Galarza: Encontré un camino cuando escribí "La diáspora", el poema que abre el libro. Me di cuenta de que en cada texto tenía que perder el hilo a través de la búsqueda de etimologías, fechas, datos, intertextualidades o citas. Tenía que abrir un camino a la improvisación o incluso al "poema instantáneo". Y la única manera de hacerlo era poner en cuestión a ese yo que escribe, acecharlo, jaquearlo. Justamente el poemario está relacionado con una caída que sufrí en un callejón donde me disloqué un brazo.

- T: "No siempre es posible escribir", se lee en el primer poema del libro, abriendo un interrogante sobre la relación con la propia lengua. ¿Esa dificultad con el lenguaje atraviesa tu escritura?
- J.G.: Sí, pero no de una manera dramática. En un análisis ligero podríamos decir que Alejandra Pizarnik sufría por la insuficiencia de la lengua mientras Vicente Huidobro, al desconfiar de las palabras, se permitía jugar con ellas. El lenguaje es difícil, pero aún así, yo me jacto de tropezar en la palabra, me gusta que la lengua sea una búsqueda y no algo congelado que dejamos morir en un aforismo.

- T: La despersonalización y el extrañamiento de sí mismo sobrevuelan todo el poemario. ¿Considerás que la identidad es una construcción ficcional?
- J.G.: Sí, es una construcción ficcional donde los quiebres de la vida nos vuelven más auténticos, cuando perdemos o se desmoronan las certezas. En cierta forma el despojo nos permite reescribir los libretos. Cuando uno sale de esa ficción, aunque sea por un rato, retornan el asombro y la capacidad de ver.

- T: "Lo que dejamos nos sigue como un perro", se lee en otro de los poemas y se puede pensar en el retorno de lo reprimido. ¿El psicoanálisis fue central para la construcción de este libro?
- J.G.: Leo mucho psicoanálisis, ese verso se refiere a la memoria como un espacio frágil donde los hechos cambian a cada momento. "Tú no recuerdas la casa de los aduaneros", dice un verso de Eugenio Montale. "Tú ya no recuerdas la casa de esta noche mía". En ese poema de Montale el poeta cuestiona también la identidad: "Y no sé quién se va y quién queda". Es como la casa de la memoria de Kathleen Raine donde las habitaciones se desvanecen. Aún así, en el tiempo psíquico, a veces nos lleva toda la vida comprender un instante. Y ese verso también refiere a la responsabilidad por el otro.

- T: El sueño, la memoria y el tiempo -grandes temas borgeanos- atraviesan el libro como en voz baja. ¿Te interesaba trabajar esos temas desde un óptica diferente a la del autor de "Ficciones"?
- J.G.: Sí, porque Borges y Pizarnik se adueñaron con justicia de algunos significantes: el desdoblamiento, el sueño, el jardín, el tiempo, las muñecas y los laberintos. Pero pocas cosas me parecen más interesantes que el asombro y el extrañamiento ante la vida. Eso nos impulsa a preguntar, pero la duda, como vos decís, es "en voz baja", casi un balbuceo.

- T: Filosofía, mitología y psicología le dan forma a un libro que abarca múltiples lecturas. ¿Estas disciplinas forman parte de tu proceso creativo?
- J.G.: Sí, son ramas de un mismo árbol, aunque el pensamiento occidental tema al vacío o funcione en base a oposiciones, está todo allí, al alcance de la mano, para permitirse el juego y no tomar nada como una verdad absoluta. Si la filosofía se apropió del discurso poético, los poetas pueden, a su vez, reapropiarse del discurso filosófico. Y en el origen de todas las disciplinas está la poesía, cualquier libro de cualquier religión, todos son buenos poemas donde el único peligro es perder la metáfora.

- T: ¿Qué lecturas, ideas y obras fueron claves para la construcción del poemario?
- JG: Durante la escritura de este libro estaba leyendo los "Cantos" de Ezra Pound, que en mi opinión tiene muchas afinidades con el poeta acmeísta ruso Osip Mandelstam: el gusto por los trovadores provenzales, "La Divina Comedia", los poetas griegos y latinos y el retorno a los clásicos. También leía el "Heráclito" de Rodolfo Mondolfo. Me interesa el concepto de "poema instantáneo", lo que en determinado libro puede ser informativo, al sacarlo de contexto, tal vez funcione como un poema. Esa idea la aplico en "Efecto invernadero": investigué como afectaba a las aves el cambio climático. Profundicé mi lectura de Angelus Silesius, y tengo las enseñanzas de Chuang Tzu como libro de cabecera.

Para leer la noticia completa, ingresar al servicio de noticias
Etiquetas:

También te puede interesar