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01-08-2016 10:53 - Juegos Olímpicos

La medallista brasileña Ana Moser lamenta que de Río no nacerá un país deportivo

El legado de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 no convertirá a Brasil en una nación deportiva, lamentó la ex medallista olímpica Ana Moser, líder de la organización Atletas por Brasil, que reclama que las conquistas en el deporte del alto rendimiento se trasladen a las escuelas y a la masificación de la práctica deportiva.

Por Pablo Giuliano corresponsal en Brasil
Por Pablo Giuliano, corresponsal en Brasil
01-08-2016 | 10:53
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El temor de la dirigente social deportiva, que fue vencedora del bronce en vóleibol en Atlanta 1996, es que la falta de legado también incluya el cese de la infraestructura de primer nivel y la financiación para los deportes olímpicos, una vez pasado Río 2016.

“El 72 por ciento de la población brasileña está inactiva según las encuestas. Y nosotros buscamos una nación deportiva y no apenas un país realizador de eventos. No habrá un legado deportivo para la sociedad, algo que sí hizo Londres luego de los Juegos Olímpicos de 2012”, dijo en una entrevista con Télam Moser, ídola del vóleibol brasileño.

Según la dirigente, a diferencia de la candidatura de Brasil vencida en 2009 con Rio 2016, Londres 2012 “hizo un movimiento anterior para dejar un legado deportivo general”.

“Londres tomó acciones con recursos, planes y metas. Tuvieron el foco en la juventud y llegaron a instalar para el 100 por ciento de los alumnos del país tener 5 horas de actividad física semanal en las escuelas, no apenas 2 o algo marginal en la educación física. Este es el ideal para garantizar que tengan una vida activa y una salud mejor”, comentó.

El gobierno brasileño y las federaciones deportivas apostaron al alto rendimiento en la preparación y financiación pública y búsqueda de apoyo privado de cara a Rio 2016, una planificación que incluyó medidas innovadoras como construcción de centros deportivos de excelencia y contratación de entrenadores extranjeros.

“Sin dudas –dijo la dirigente social- no habrá a partir del próximo año tantos recursos como hubo hasta ahora. Hay un cuidado que hay que tener, buscar una solución global. Los técnicos extranjeros contratados en su mayoría no seguirán. Los centros de entrenamiento de excelencia deberán ser mantenidos”.

Es que el 89 por ciento de los 465 deportistas que están en la delegación olímpica brasileña en Río 2016 reciben apoyo de empresas estatales, como el Banco do Brasil (BB), la Caixa Económica Federal, Correios y las energéticas Petrobras y Furnas.

“Sólo después de un tiempo vamos a tener la realidad sobre si algo fue realmente construído en política deportiva. Es innegable que hubo avances en infraestructura, en obras de alto rendimiento. El tema es que los patrocinadores se reducirán y los atletas pasarán a tener dificultades”, sostuvo la dirigente.

Según Moser, Brasil no se transformó en una nación deportiva “pese a una década de grandes eventos”, como los Juegos Panamericanos Río 2007, el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de Rio 2016.

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