Internacional

10-10-2015 11:22 - inmigración

"Europa no se preparó a tiempo pese a que la ola inmigratoria era esperable", afirmó una analista

La masiva inmigración de personas desde países en conflicto hacia Europa generó en pocas semanas un caos entre los miembros de la Unión Europea (UE) y planteó un desafío para el que aún no existe una solución consensuada, pese a que para Estela Schindel, especialista en temas migratorios, el error radicó en "no haberse preparado a tiempo" ya que era un fenómeno "esperable".

Por Horacio Raa
Por Horacio Raña
10-10-2015 | 11:22

"Por eso la solución ahora la están buscando sobre los hechos consumados", explica esta argentina radicada en Alemania que desde 2013 coordina el doctorado del programa "Europa en el mundo globalizado", de la Universidad de Constanza, en el sur del país.

Para Schindel existen tres factores centrales por los que la inmigración se dio en modo tan masivo: el colapso de los campos de refugiados sirios en países vecinos de esa región; el cambio de política de Italia de rescatar los barcos que llegan de Libia en lugar de expulsarlos; y la postura del gobierno griego de Syriza de suavizar a su policía costera.

"Todo esto facilitó la llegada de más personas, en este caso a través de la llamada ruta de los Balcanes, que cruzan a Grecia desde Turquía", sostiene esta licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA) y doctora en Sociología (Universidad Libre de Berlín).

Pero su experiencia en los años que lleva radicada en Alemania, así como el proyecto de investigación "Las fronteras exteriores de la UE" en el que trabajó dentro del Clúster de Excelencia, le permiten tener en el tema una visión crítica de la principal potencia europea.

"En el caso puntual de Alemania con los refugiados hay una gran hipocresía, ya que el cambio significativo que experimentó en el tema fue cuando los tuvo en la puerta de su casa", afirma.

"Durante muchos años -recuerda- Alemania fue uno de los países más duros al defender la posición de que los países del Sur debían hacerse cargo de los inmigrantes que llegaban a sus tierras y rechazar los reclamos de Grecia, Italia y España para acordar un sistema de cuotas que se repartiera en toda la UE".

Berlín cambió de posición porque tiene miles refugiados en la puerta de su casa, agregó Schindel, explicando por qué se puso a la cabeza de los reclamos de esas cuotas que se distribuyen "combinando la cantidad de habitantes con el PBI del país".

Alemania es el país que está en mejores condiciones de hacer frente a la crisis de los refugiados. Las últimas cifras de recaudación fiscal son récord, por encima de las expectativas, y tiene un superávit fiscal que casi iguala a la cifra estimada para cubrir las necesidades de las cientos de miles de personas que llegarán este año.

Sin embargo, para esta especialista lo que está haciendo Alemania se parece a una política de puertas abiertas pero esconde la verdadera intención de endurecer las condiciones para aceptar el estatus de refugiado a los inmigrantes.

"El martes 29 de septiembre el gobierno aprobó un paquete de medidas que acelera los tiempos para resolver si se lo acepta como refugiado, al tiempo que endurece los criterios para determinar cuáles países de origen del inmigrantes son seguros y cuáles no", reveló.

Así, si Alemania considera que el país de origen es seguro, por más que la persona esté amenazada y corra riegos, es enviada de regreso. Y hay casos que son grises, muy difíciles para decidir, en donde no hay guerra civil como en Siria pero las personas están expuestas con riesgo para sus vidas, como en los Balcanes por ejemplo.

El fenómeno masivo -la mayor inmigración desde la Segunda Guerra Mundial- pone en cuestión el significado y la sustancia de la UE, que ya quedó resquebrajada con la crisis de Grecia y motivó dudas sobre qué es lo que verdaderamente cohesiona a Europa más allá de los beneficios de un mercado común.

Y uno de esos ejemplos es el agencia Frontex, con sede en Varsovia y creada en 2005 para la coordinación europea de fronteras, cuyo mandato pasó a ser muy contradictorio.

"Tienen que vigilar las fronteras, evitar ingresos irregulares, pero las personas que buscan refugio y no tienen la posibilidad de iniciar un trámite de asilo en una embajada en su país, necesariamente intentan ingresar por vías irregulares", explica Schinden.

Y puntualiza que ahí es donde el mandato de Frontex "cae en una contradicción, sobre todo porque se habló de enviar fuerzas militares al Mediterráneo, un paradigma de control y militarización hacia civiles desarmados que contrapone el discurso de recibir a las personas que huyen de la guerra y la persecución".

Otra consecuencia de la masiva llegada de refugiados es el surgimiento de tendencias racistas y xenófobas, y en este punto Schindel revela una notable particularidad.

"Es paradójico que esas tendencias racistas sean mayores en lo que era Alemania del Este, esa misma gente que quería inmigrar con una frontera tan custodiada. El Muro de Berlín comenzó a temblar a raíz de que cinco personas que querían huir ocuparon la Embajada de Alemania en Hungría. El mismo país que ahora se niega a recibir a los que llegan huyendo", recuerda.

Es inevitable, entonces, recordar la famosa Conferencia de Evián de 1938, cuando el presidente de EEUU, Franklin Delano Roosevelt, buscó infructuosamente llegar a un acuerdo respecto a los refugiados judíos de la persecución del nazismo. "Ahora deberían evitar un nuevo error histórico", reclamó con razón Schindel.

La especialista argentina -que ostenta también en su tesis doctoral el estudio de la dimensión espacial de las prácticas terroristas de la dictadura argentina- está investigando en la actualidad la crisis y el agotamiento de los mecanismos de protección que se crearon después de la Segunda Guerra y cómo quedó en el tiempo la figura del refugiado tal como la define la Convención de Ginebra de 1951.

"Esa figura ahora se ve superada por parte de los políticos que separan quién es refugiado legítimo, genuino, y quién es un migrante económico. El primero es bienvenido, el otro es malo", explicó.

"La dinámica y la movilidad global que estamos observando es muy compleja. Personas que dejan sus países por cuestiones económicas y ambientales que son estructurales. No son refugiados en el término clásico, pero también requieren protección porque son empujados a escapar", explicó.

La Convención de 1951 contemplaba al refugiado como alguien temporal que luego regresaba a su país, mientras que en la actualidad la problemática es estructural y permanente.

"Esto explica que haya 60 millones de personas refugiadas y sin perspectivas de encontrar un asentamiento definitivo. Y eso es algo en lo que se debe pensar en los próximos años, ya que son pocos los que califican como refugiados", propuso finalmente Schindel.

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El fenómeno masivo -la mayor inmigración desde la Segunda Guerra Mundial- pone en cuestión el significado y la sustancia de la UE, que ya quedó resquebrajada con la crisis de Grecia y motivó dudas sobre qué es lo que verdaderamente cohesiona a Europa.

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