Cultura
16-10-2013 18:26 - París
Reconocen a Kosice con un espacio especial en el Pompidou
El arte cinético de Gyula Kosice, nombre emblemático de la vanguardia contemporánea, se instalará por seis meses en el Centro Pompidou de París, "un acontecimiento emotivo" evalúa el artista, que se dará en el marco de la megamuestra "Modernidades plurales", que reúne más de mil obras realizadas entre 1905 y 1970 por 400 artistas de 47 países.

"Kosice y el arte concreto" da título al salón que exhibirá unas 15 obras realizadas entre 1947 y 1963 por este precursor, que a sus 89 años vuelve a exponer en el reconocido centro parisino con medio siglo de distancia, esta vez maquetas y memorias de su utópica "Ciudad hidroespacial", esculturas móviles como la referencial "Röyi" y objetos como "Arquitectura de agua en movimiento en una media esfera".
"Las obras tienen que hablar por mí, si yo trato de explicitarlas de alguna manera les saco o agrego algo, así que hay que verlas" sentencia Kosice a Télam en su taller de Almagro y, para graficar, no dice más: señala una pirámide de acrílico transparente que hay unos metros adelante, pide que la enchufen, e invita a mirarla. Dentro, el agua que contiene comienza a moverse.
"A veces hay simultaneidad en muchas cosas, abarco probablemente demasiado y hay una o dos obras que se mezclan entre sí", analiza enfundado en el guardapolvos azul que se pone apenas entrar al taller de Humahuaca 4662, donde dos veces por semana organiza visitas guiadas por las dos plantas que albergan buena parte de su obra y tienen más aspecto de laboratorio experimental que centro artístico.
"Las obras tienen que hablar por mí, si yo trato de explicitarlas de alguna manera les saco o agrego algo, así que hay que verlas"
En Arturo, revista fundada en 1944, pionera en proponer un arte de pura invención en Argentina, concibió una frase liminal, `El hombre no ha de terminar en la Tierra`. "Simplemente significa que tiene su hábitat en el espacio", repite plantado frente a uno de los croquis de la "Ciudad hidroespacial" ideada a fines de los `60 y que expone en su taller.
"A 1500 metros de altura, mientras haya atmósfera, el hombre puede vivir", reafirma 70 años después y se adelanta dos décadas más anunciando que "no se trata de algo utópico, es una certeza que yo tengo que de acá a 20 años va a haber viviendas en el espacio, que se pueden decir trasladables".
Al correr de los minutos su entusiasmo crece, busca libros entre las mesas de trabajo para explicar, muestra obras, recurre a fotos que verifiquen sus dichos, se muestra junto a Ray Bradbury, Jean Paul Sartre, Le Corbusier, Umberto Eco: "Estoy híperconectado permanentemente, pero mi mejor obra siempre es la última porque abarca la mayor síntesis de errores corregidos".
¿Cómo juega la experiencia en su oficio? "Mi arte no es un oficio -corrige-, es la vida misma. Uno vuelca la vida y el arte en una sola entidad, entrelazados, y la imaginación es la que cuenta, lo que imagino en formas aceptadas, en el sentido de lograr una correlación emotiva con la obra y una presencia no representativa tal, que la obra misma diga `acá estoy y acá vivo`".
Kosice grafica con una anécdota la evolución de su pensamiento. "A los 12 años un bibliotecario de la Casa del Pueblo, que era la casa de los socialistas, sobre calle Córdoba, me daba libros con la condición de que los recambiara semanalmente. Yo cumplí mi palabra, él también".
"De repente veo un libraco enorme apoyado en un rincón y él me dice: `Leonardo`. No me interesaron sus pinturas sino sus dibujos, por ejemplo las ideas para poder volar, el submarino, los puentes articulados, toda clase de utensilios para la casa, que fue un gran cocinero también e infinidad de cosas. Él solo representó al Renacimiento con la mayor dignidad y la mayor altura", asevera.
Y señala en dirección al espejo que ladea su mesa de trabajo: "¿Ves? Ahí estoy yo con cuatro años de edad -una foto blanco y negro lo muestra de medio cuerpo, con jopo, apenas llegado del pueblo húngaro donde nació en 1924, justo antes de que Hungría se dividiera entre República Checa y Eslovaquia- y ahí está él", apunta a una imagen en sepia de Da Vinci, clavada en el marco debajo de su retrato.
"Me naturalicé argentino a los 18 años y ahora represento a la Argentina en el Pompidou, me emocionó el hecho de mostrar a mucha gente durante seis meses seguidos mi obra", asegura y es tajante a la hora de vislumbrar un hilo conector entre ellas, "nada, cada grupo responde a un ciclo diferente".
Se trata de terreno conocido, asegura. "En 1958 expuse en las galerías de París y Le Figaro, Le Monde, L`Express, todos esos periódicos detallaron por escrito una aceptación total de mi obra y en los siete años que viví allí -hasta 1964- aprendí de mucha gente y ellos de mí"; ahí es cuando abre una carpeta con fotos que lo muestran junto a Pierre Restany, Sonia Delauney y Borges.
Y aunque no figure en catálogo, Kosice asegura que presentará una obra realizada hace cinco años, "un semihemisferio que contiene agua móvil, aunque el azar lo he corregido en hechos concretos de mi existencia, fue un azar que yo haya visto un libro de Leonardo en una biblioteca de Buenos Aires, se trata de seguir corrigiendo el azar con mayor presencia", apunta.
"No es una obsesión el cinetismo en mí, es una necesidad vital, si no lo hago me asfixio. La palabra metafísica la borré de mi diccionario, porque meta-físico divide, en el fondo es una reunión de posibilidades que se da en la filosofía pero no señalan con precisión una obra de arte. Y lo que hoy quiero es precisión", concluye.