Desde el 15 de noviembre de 2017, los familiares de los submarinistas montaron guardias, acamparon y se movilizaron, sin saber que muchos de ellos eran espiados ilegalmente. En un nuevo aniversario del hundimiento, siguen buscando estrategias para atravesar el duelo, sin dejar de sostener su clamor.
Por Alfredo Ves Losada